Desde un principio, vimos que hubo que modificar la legislación vigente para que su hermana ocupase un cargo con rango de ministerio. No lo podía hacer. Pero siempre se encuentra una forma, cuando la voluntad de esquivar la legalidad se antepone al apego. También, subió impuestos sin cortarse un brazo, tal como lo había prometido. Y la historia siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, tal como lo dijo Sabina en alguna canción.
Hoy, a más de un año, tenemos a un Presidente envuelto en un escándalo internacional. Hablamos de la información en internet sobre $LIBRA y la cripto estafa, donde el mismo Presidente dice que solo difundió una posibilidad de inversiones para el país, pero especialistas afirman que no hubo información ni difusión de esta memecoin, hasta que él hizo su tweet.
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No es el único aspecto en que se ha decidido cambiar el mapa y tirar la brújula. Su posición con Ucrania duró “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. De un momento para otro, nuestro País ha tomado otro rumbo. Atrás quedaron los días de orgullo cuando salía la foto del presidente en la revista Time. Ahora, este medio es calificado como un periódico de chismosos.
Por aquellos mismos días, el Riesgo País estaba dejando de ser un riesgo. Y hoy se dispara de aquellos auspiciosos 400 puntos (saludá, que nos vamos), a estos 740 dónde estamos.
Atrás quedó aquello de “los endeudadores seriales”, el apodo que daba a los radicales por esos días. Hoy, los vemos en Mendoza tejiendo alianzas electorales. Felices, contentos, tomados de la mano, y repartiéndose el territorio. La nación para Milei, la provincia para Cornejo y entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera.
La catástrofe de Bahía Blanca, la segunda en poco más de un año, ha hecho trastabillar aquellas afirmaciones simplistas que proclaman que la solución está en la desaparición del estado. Pero entre el sobredimensionamiento y la desaparición está lo razonable. No es tan difícil de comprender si no nos empecinamos en repetir lemas sin reflexión. Pero si no hay capacidad de reflexión, para eso está la realidad. Para patearnos y sacarnos de la estupidez. La realidad nos dice que existen funciones que debe cumplir el estado y nunca serán suplidas por el libre mercado. Por ejemplo, la asistencia a los compatriotas que han perdido todo. Vidas, patrimonio, infraestructura. No hay tiempo para que lo resuelva la iniciativa privada.
Nuestra solidaridad para con nuestros compatriotas damnificados y consuelo a los que perdieron familiares y amigos,
Hace un año, cuando el tornado azotó a los bahienses, les dijo que “ellos” saldrían adelante. No era un problema del país. Era un problema doméstico. Hoy, no se animaría a repetir semejante irresponsabilidad política y humanitaria. Pero tampoco se anima a mirar a los damnificados a la cara.
Ocurre que el Presidente no vino a la Vendimia, para ir a Bahía Blanca. Lugar a donde nunca llegó, porque no quería la foto con el Intendente. Tendrá que volver Pato, a pesar del mal momento que vivió ante ciudadanos desesperados.
Kari tampoco vino y, por acá, siguen esperando que le levante la mano a Facundo, el presidente nunca proclamado de LLA Mendoza. Este sería el tercer plantón que le hacen desde que se oficializó el partido. Se vienen sucediendo inconvenientes y ni la hermana presidencial, ni el “pituquito” Martín (el Menem encargado en este momento de los intereses del clan riojano) han podido cruzar el Arco de Desaguadero.
Sigamos con los vaivenes presidenciales. En el discurso del primero de marzo anunció un nuevo endeudamiento con el FMI, algo que no hace mucho era un acto despreciable y propio de chorros que, por su inutilidad, endeudaban hasta a aquellos que aún no han nacido. Antes, despreciaba endeudarse. Ahora, y por decreto, pasó a ser anunciado como un acto patriótico en medio de los aplausos acalorados de los legisladores propios y un público también propio, Casi como cuando Rodríguez Saa anunció, triunfalista, que Argentina entraba en default. ¿Será que, está vez, tomar deuda no es endeudarse? A estas cosas, en campaña, Milei las explicaba como ese oxímoron del helado caliente.
Todas estás idas y venidas, han generado la gran preocupación que hoy se siente en los mercados financieros y bancarios.
El gran éxito del blanqueo, trajo más de 20 mil millones de dólares. Y este dinero ayudó mucho para el ingreso al país de un volumen significativo de dólares frescos.
El 70% de ese dinero, aún sigue en el sistema. Es claro que todo lo que esté en los bancos, ya es parte del dinero que conforma las reservas del Banco Central. Lo que se dice, es que, para mantener el valor del dólar, se están usando esos mismos dólares del blanqueo y de los depósitos a la vista de los ahorristas.
En noviembre, casualmente después de las elecciones de medio término, se podrán retirar estos depósitos sin ninguna quita. Pero la incertidumbre generada por los vaivenes del gobierno, ha creado el estado de inquietud actual y, ante la falta de dólares en el país, ya se duda si realmente van a permanecer en los Bancos hasta después de noviembre o, ante el riesgo, van a ser retirados antes de tiempo.
Las dudas de los ahorristas pasan de la falta de seguridades después del escándalo $LIBRA, a los cuestionamientos a los nombramientos de Supremos en la Justicia Nacional; de la realidad de que Argentina es el país más caro en dólares del mundo, a una posible devaluación que anuncian economistas propios y ajenos. Y, en medio de todo esto, la incertidumbre de poder retirar los ahorros esperando hasta noviembre, cuando no haya quita en el capital blanqueado.
Si en algún momento, los ahorristas buscan su dinero antes de noviembre, nada garantiza que esos dólares estén disponibles. Por eso, mientras la economía cruje, se ha desatado el apuro del dinero fresco del FMI. Si algún depositante busca sus ahorros y no se los dan de inmediato, las dudas pueden llevar al temor y el temor, a las corridas. Puede producirse el colapso del sistema. Y puede ocurrir que el plan se caiga como un piano.
Tantos vaivenes del Gobierno, no hacen otra cosa que generar más dudas. Por eso, es vital que se respeten los caminos institucionales y que las incertidumbres sean menores que las certezas.
El respeto a las instituciones y las normas es lo que diferencia a los países confiables, de aquellos donde ningún inversor va a arriesgar un centavo. Las garantías de seguridad jurídica e institucionalidad, se materializan teniendo y sosteniendo en el tiempo políticas de Estado que consoliden las reglas de juego. A esta altura del partido, no deberíamos estar aclarando estás cosas. Pero ocurre que tenemos una tendencia marcada a menospreciar y romper las normas. Y hoy, el riesgo es demasiado grande.
Tal vez aquel gran éxito del blanqueo, termine siendo un salvavidas de plomo. Mientras transitamos esta mitad del mes de marzo de 2025, lo estamos viendo y lo estamos diciendo. Si no se toman las medidas necesarias para prevenir lo que hoy se visualiza como la posibilidad de que el sistema colapse, que nadie se haga el sorprendido cuando ocurra lo que cualquier análisis indica que puede ocurrir.
El horizonte no es auspicioso. Lo hemos vivido en otros momentos. Y no es sano vivir sin mirar la realidad. Ya se sabe. Ya se ha dicho.
“Que las verdades no tengan complejos
Que las mentiras parezcan mentiras
Que no te den la razón los espejos
Que te aproveche mirar lo que miras”
Luis Giachino/La Juan Bautista