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Estamos mal, pero vamos bien…

Frase que, alguna vez dijo Menem, intentando mostrar confianza y seriedad, y que Tato Bores la tomaría como joda.  En la sociedad de hoy le podríamos encontrar lógica y elevarla a la categoría de definición esclarecedora. Es cuestión de ponerle voluntad

18/03/2025 06:15
Giachino se muestra crítico con el gobierno de Javier Milei.

Ya ocurrió antes. En el libro “Desde el jardín” se le encontraba sentido, lógica y se hacían interpretaciones filosóficas, metafísicas y políticas, a las frases sin sentido que decía un limitado jardinero. Era un libro. Era una ficción. Pero en estos tiempos y en esta sociedad, nos hemos dado maña para encontrar palabras que puedan explicar las estupideces y transformarlas en genialidades, mientras tanto,  miramos el mundo desde un balcón. Un balcón al que todos los días nos invitan a pasar. Amplio, cómodo, pero con vista a una pared de tres metros. Por detrás de la pared, ocurren otras cosas y hay que trepar para ver lo que realmente está ocurriendo.

Vamos bien. El mejor gobierno de la historia, el mejor ministro de la historia, el ajuste más grande de la historia, la estafa cripto más grande de la historia y la inundación más grande de la historia.

Como en aquella vieja y divertida película, “El día de la marmota”, uno que se despierta todos los días en el mismo ddía, diría que está todo igual. Nada ha cambiado. Solo los protagonistas. Si antes fueron las valijas de Amira, después, los valijeros fueron Antonini Wilson y José Francisco López y sus bolsos revoleados adentro de un convento, Todo normal. Nada que pueda llamar la atención.

Y hoy, la portadora del equipaje es una desconocida Arrieta. No es nuestra simpática y acomodaticia Lourdes, aquella diputada nacional de llanto histérico,  la de los patitos en su cabeza. No, no es nuestra comprovinciana. Ella es de cabotaje. Esta Arrieta es Laura Belén y es de vuelos internacionales. Porque la valija la transportó desde Miami y en vuelo privado. Y una vez llagada a destino, hubo una orden “desde arriba” para que el contenido no sea revisado por el personal de Aduana. Una nueva edición de la  obra de Jorge Asis , “La marroquinería política,  desastres seriales de un gobierno  trivial”.

Hoy, la justicia investiga nuevamente “La ruta del dinero K”. Pero ya no de Kirchner. Ahora es de Karina, que no es la princesita. Es la hermana presidencial y Secretaria Privada de la Presidencia, involucrada en el escándalo $LIBRA y en el pedido de dádivas, para reuniones con el Presidente. En este contexto, los políticos y especialistas han preferido permanecer escondidos en las penumbras. Nadie opina. Y los que opinan solo hacen referencias a consignas vanas y sin contenido, frases hechas, vacías, que solo denotan intenciones y ninguna acción.

Y acá viene lo que ninguno de los autores de las ficciones anteriores, ni el mismo Tato Bores, pudo imaginar. De repente, los que “la tenían clara”, nos dicen que el País no está bien. Pero nadie se sorprende. Nos dicen que puede haber grandes problemas sociales y a nadie le importa. Nos dicen que el plan fracasó y hay gente que le encuentra una explicación sencilla, burda y poco racional... “Elijo creer”. Y ahí termina la argumentación.

Porque en el decreto presidencial que volverá a endeudarnos a todos los argentinos con el FMI, los términos usados por el Presidente, de su puño y letra, avalado por las rúbricas de todos los miembros del Gabinete Nacional, son de una gravedad enorme y dejan a la vista de todos, que todo lo que estaba bien, en esta nueva oportunidad, pasó a estar peor. Nada más descriptivo… “Yo que nací con lo que estaba bien, pero a la noche estaba todo mal” ya lo dijo Charly, sin imaginar que este podía ser el destino de su letra.

Las circunstancias, las personas, todo se puede interpretar y acomodar según la conveniencia, la situación y los intereses.  Y para ejemplo, ahí tenemos al ex amigo, luego enemigo y ahora supera migo, José Luis Espert. ” Caer en manos del FMI es irse a la B”, supo decir el hombre en tiempos que, seguramente ahora, como candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, no recuerda.

 

"Detrás de la pared, ocurren otras cosas y hay que trepar para ver lo que realmente está ocurriendo" afirma el libertario.

 

Pero es fácil distraerse. Volvamos al decreto y al FMI. Dice Milei, sintetizando, en su DNU…

_  Hay una grave crisis en el Banco Central

_  El plan económico está en juego,

_ No hay garantías para asegurar la paz social.

No lo dice C5N, El Destape, Guillermo Moreno o Maslaton,  lo dice ni más ni menos que la máxima autoridad de nuestra Nación. Ni Isabel Perón antes del golpe del 76, ni Fernando de la Rúa antes del helicóptero, se atrevieron a graficar tan claramente un fracaso.

Uno de los asesores estrella del Consejo de Asesores del presidente, el economista Miguel Boggiano, ha reconocido en una entrevista que no existen garantías de que el dinero que llegue del FMI no sea utilizado en maniobras financieras que terminen en una nueva fuga de capitales. No toman el menor recaudo para que no termine en una bicicleta más de tantas carreras ciclísticas que hemos visto en nuestra historia. Lo que argumentó el economista, tratando de hacer sencilla la explicación, es, nuevamente, “Elijo creer”. Y dejen de molestar con suspicacias, que somos gente muy ocupada.

El gobierno se quedó sin dólares ... entonces , el mejor ministro de la historia y el economista que iba a ganar el Nobel, le piden dólares al FMI para que una corrida no se los lleve puestos. Y con ellos, a todos nosotros.

Hace solo unos meses, y refiriéndose al FMI, Milei decía… “Endeudarse es inmoral. Porque la fiesta del político popular de hoy, se termina pagando con más impuestos a futuro. La van a pagar aquellos que aún no votaron y hasta aquellos que no han nacido. Y lo van a pagar con su trabajo en el futuro”.

De esta declaración del Gobierno sobre la crítica situación en la que está el País, nadie dice nada. Saltamos a los graves incidentes en la marcha de los Jubilados secundados por hinchas, la tragedia de los heridos vuelve a hacerse presente en esa repetición de los hechos, donde todos son acusados de violencia, de un lado y del otro. Pero esa violencia, inaudita también, se ve reflejada en el Congreso entre los integrantes del bloque de LLA, dónde no paran de desilusionar, trompada va, vasos de agua vienen. Si hay un escándalo, la vergonzante Lilia no puede dejar de decir “PRESENTE” Y no pueden faltar los manejos ilegales por parte de un Menem (el sobrino del tío que voló una ciudad para esconder entuertos y el hijo del hermano del tío, que antes estuvo en el mismo lugar que hoy ocupa el hijo. El príncipe heredero, podemos decir). Haciendo abuso de sus facultades para presidir la Cámara de Diputados, antepone la picardía berreta al rigor técnico legislativo, levanta irregularmente una sesión polémica y se va sin saludar.

Distintos personajes, los mismos métodos. Los que eran la nueva política, lo distinto, los superiores en lo ético y hasta en lo estético, han expuesto sin velos el desastre, y lo obedientes, obsecuentes y rastreros que pueden llegar a ser. No le retacean a la exposición pública y lo muestran con orgullo. Atrás han quedado las ideas. Esas son minucias de campaña. Ahora hay que hacer. Y hacen desde una topadora lanzada a gran velocidad y sin chofer.

Como dije antes, los que tienen que hablar, los partidarios, los opositores, todas las opciones, no hablan cuando corresponde hablar y en los lugares donde hay que decirlo. O hablan a media lengua para que el mensaje sea ambiguo. Y este es el mayor problema al que nos enfrentamos.

Después de Alberto, nada puede ser peor. Pero no significa que, por no ser peor, sea que estemos bien y vayamos mejor. La vara es muy baja, la agresión es enorme y el riesgo de que todo se desmadre, parece estar cada vez más cerca. Y, en ese caso, si no es peor, será igual.

Nada ha cambiado. Todo sigue normal.

La película “El Gatopardo” ha sintetizado en una frase toda la corrupción, manipulación e hipocresía que la sociedad italiana vivió entre finales de 1800 y primeros años de 1900… “Hay que cambiar todo para que nada cambie”.

Luis Giachino/La Juan Bautista

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