Jennifer Aniston, en una extensa y emotiva entrevista con la revista Allure, se sinceró y refirió a sus deseos de ser madre. Luego de hacer frente a constantes especulaciones sobre si quería o no tener hijos, la actriz rompió el silencio y contó la lucha que silenciosamente pasó hace unos años para quedar embarazada.
“Fue un camino desafiante para mí tener hijos”, compartió la protagonista de Friends al referirse a su historia personal. Para ella, fue muy doloroso no poder quedar embarazada y tener que enfrentar constantes rumores que afirmaban que estaba esperando un hijo. “Estaba tratando de quedar embarazada. Fue un camino desafiante. Todos los años y años y años de especulación... Fue realmente difícil”, recordó.
Durante la entrevista, Aniston reveló que pasó por varios procesos médicos para intentar quedar embarazada y se arrepintió de no haber congelado óvulos: “Estaba pasando por tratamientos de fecundación in vitro, bebiendo tés chinos, lo que sea. Habría dado cualquier cosa para que alguien me dijera: ‘Congela tus óvulos. Hazte un favor’”. “Ahora, ese barco ha zarpado”, agregó sobre la posibilidad de emplear este método para tener un hijo.
En ese sentido, recordó las especulaciones que surgieron en torno a la separación de su exesposo: muchas personas aseguraran que el motivo del final de la relación fue la imposibilidad de ella de quedar embarazada.
A raíz de ello, Aniston contó que sus mejores décadas de fama y trabajo, fueron de las peores en su vida personal. “Diría que cuando tenía entre 30 y 40 años pasé por cosas muy difíciles, y si no fuera por pasar por eso, nunca me habría convertido en quien estaba destinada a ser”, expresó la celebridad. Con respecto a su futuro sin hijos, agregó: “Siento un poco de alivio ahora porque ya no hay más ‘¿Puedo?’ Ya no tengo que pensar en eso”.
Para rescatar algo positivo, la actriz aseguró que no se arrepiente de cómo se dieron las cosas: “Tengo mucha gratitud por todas esas mierdas que viví. Si no fuera por ellas me habría quedado atrapada siendo una persona temerosa y nerviosa. Me siento mejor que cuando tenía 20 o 30 años, o a mediados de los 40".