Antes se llamaba el Cerro del Pilar, se le dio el nombre Cerro de la Gloria el 30 de enero de 1913, un año antes de la inauguración del gran monumento. Fue inaugurado el 12 de febrero de 1914, en el 97° aniversario de la Batalla de Chacabuco
Por Jorge Sosa / Mendoza te cuenta
Es el homenaje del pueblo argentino a su héroe máximo José de San Martín y todos los que contribuyeron a formar el ejército emancipador que luchó por la libertad de los pueblos del sur de Sudamérica. Habitualmente se cuentan tres países liberados, pero debería extenderse la cuenta, porque también pelearon los soldados de ese ejército en la Batalla de Pichincha que terminó con el dominio de los españoles en lo que hoy es el territorio de Ecuador, también pelearon en las Batallas de Junín y de Ayacucho que significaron la libertad de Perú pero también la de Bolivia, y ¿qué hubiera sido de la suerte de Uruguay y Paraguay si el Ejército de los Andes no hubiera tenido éxito en su propósito? Por lo tanto deberían ser siete los países involucrados en la hazaña y no solo tres como habitualmente se sostiene.
El monumento fue realizado por la genial inventiva del escultor uruguayo Juan Manuel Ferrari con la colaboración de Francisco Moreno. Consta de una base de rocas que pesan varias toneladas y numerosas esculturas en bronce que se plasmaron en Buenos Aires.
La ley que impulsó la obra fue la Ley Nacional N° 2270 dictada en el año 1880, iban a pasar 44 años hasta que lo que ordenaba la ley fuese concretado.
Ferrari ideó dos maquetas, pero, para la propuesta final fusionó en una los aspectos más importantes de las dos. El escultor visitó Mendoza para determinar el lugar más adecuado para la instalación del monumento. Cuando accedió a la cumbre del entonces Cerro del Pilar exclamó: “Este es mi montículo, ni mandado a hacer”. El 19 de enero de 1912 se colocó en el lugar la piedra fundacional. La fundición del monumento se realizó en el Arsenal de Guerra de la Nación. Para concretar su idea Ferrari fue ayudado por J. Oliva, V. Garino, Calistri, Guarini y Cerini. El gobierno de la provincia de Mendoza tuvo a su cargo la nivelación de la cima del cerro y la construcción de los caminos de acceso.
La obra alcanza en su punto más alto los 16 m de altura. Es admirable lo que Ferrari logró como síntesis en su arte. Al frente muestra la estatua ecuestre del General San Martín acompañado a sus lados por dos grupos de sus Granaderos a Caballo. Los frisos que rodean el núcleo central representan hechos notables en la tarea de construcción de la libertad. En el friso del este se muestra una escena de la maestranza a cargo de Fray Luis Beltrán. Ferrari no se olvidó de los negros que trabajaron en ella. En el friso del sur se destacan los donativos del pueblo de Mendoza.
Es llamativa la representación del instante en que Remedios dona sus joyas, durante un sarao preparado por San Martín. Las damas representadas no parecen estar muy conformes con la situación que las obligaría a imitar a Remedios en su desprendimiento. El friso del oeste ilustra partida del ejército. Impresiona la fuerza, el convencimiento que Ferrari logró plasmar en los protagonistas de la cumbre del monumento: una carga de caballería, con toque de clarín, y toda la furia representada en ese propósito. Sobre los soldados al ataque se eleva la figura de La Libertad envuelta en la bandera de la patria y mostrando las cadenas rotas, símbolo de la Independencia.
Un cóndor, señor de las alturas, cierra el cuadro, pero con un simbolismo, los soldados están más alto que el ave cordillerana, como si Ferrari hubiera querido decir que los hombres subieron más cerca del cielo. En el basamento se resaltan los escudos de Argentina, Chile y Perú.
El monumento es un lugar visitado permanentemente por los turistas y se ha transformado en un emblema nacional. Su imagen es popularmente conocida ya que se encuentra impresa en el reverso de los billetes de 5 pesos. Fue declarado patrimonio cultural de nuestra provincia el 13 de abril de 1998.
Contemplar los detalles del monumento llena de emoción a los observadores, pero no solo por el sentido de patria que trasuntan sino por el arte de Ferrari. Las expresiones, los movimientos, la vivacidad de los protagonistas nos ponen muy cerca de lo que realmente fue aquella empresa inigualable. Los mendocinos deberíamos acudir periódicamente al lugar para empaparnos de patria.
Contemplar los detalles del monumento llena de emoción a los observadores, pero no solo por el sentido de patria que trasuntan sino por el arte de Ferrari. Las expresiones, los movimientos, la vivacidad de los protagonistas nos ponen muy cerca de lo que realmente fue aquella empresa inigualable. Los mendocinos deberíamos acudir periódicamente al lugar para empaparnos de patria.
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