Hubo un tiempo en que a nuestra Mendoza se la conoció, en ciertos círculos, como “La California Argentina”, pero no solo por su similitud climática y la ocupación del vino sino por su similitud con Hollywood, porque estaba en plena vigencia Andes Sono Film, o más popularmente conocido “Film Andes”.
El nacimiento ocurrió en el año 1944 y duró hasta 1957. Fue un emprendimiento inédito en el interior de nuestro país. El cine en Mendoza había sido mero entretenimiento desde la proyección primera allá por 1899 (Cuadernillo N° 20). En marzo de 1944 algunos empresarios mendocinos deciden fundar una productora cinematográfica. En agosto se desarrolla la asamblea fundacional con el objeto de constituir una empresa productora de películas de largo metraje. El grupo iniciador era de extracción bodeguera, y aliados con él aparecían personas ligadas al gobierno instalado en el país después de la Revolución de 1943, además de algunos intelectuales de la provincia. El 23 de septiembre 1944 nace Film Andes. En el hotel Plaza se eligen las autoridades entre las que estaba el recordado Renato Della Santa. Resulta elegido presidente de la empresa el Dr. Lorenzo Soler, quien al poco tiempo debe abandonar el cargo porque lo reclamaban sus actividades políticas. Lo reemplaza Arturo Santon, con quien la empresa alcanza su apogeo. Uno de los principales problemas a solucionar en aquella época primera fue la escasez de película virgen, ya que la neutralidad de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial bloqueó la entrada del material fílmico que provenía de los Estados Unidos.
En el año 1946 ya la provisión de película virgen se había solucionado y entonces la empresa anuncia la realización de su primer film, “El gran amor de Bécquer”, su director sería Alberto de Zavalía y la protagonista la gran actriz del momento: Delia Garcés. Mientras esta se editaba llegó a Mendoza Carlos Borcosque para iniciar la segunda entrega, “Corazón”, sobre el libro de Edumundo D’Amicis, con el protagonismo de un grande de la escena nacional, Narciso Ibáñez Menta y la actuación de dos jóvenes que serían famosos tiempo adelante: Juan Carlos Barbieri y Juan Carlos Altavista. Se filma en exteriores de Luján, Chacras de Coria, Mayor Drummond y El Challao. En setiembre de 1946 se estrena “El gran amor de Bécquer”. En junio de 1949 la gran pantalla del Cine Rex exhibe “Corrientes, calle de ensueño”, de Ramón Viñoli, donde se inicia en la cinematografía el famoso compositor Mariano Mores. Poco tiempo después llegan a Mendoza Ulises Petit de Murat, Tulio Dumicheli y Caetano Catrani para terminar el argumento del próximo film “Lejos del cielo”, que se rodó enteramente en la provincia y fue estrenada en Mendoza en mayo de 1950.
Ya por entonces se había terminado de construir el edificio que serviría para instalar los estudios, en Godoy Cruz, a pocos metros de Puente Olive, instalaciones que contaron con los máximos adelantos de la época. Después vinieron otras películas: “El misterio del cuarto amarillo”, “El hombre que amé”, “Estrellita”, “Hombres a precio”, “Lejos del cielo”, “La pícara Cenicienta”, “El alma de los niños”, “Rescate de sangre” , “El cartero” y “Un ángel sin pudor”. En 1953 se inicia el rodaje de la película más trascendente de Film Andes: “El último cowboy” con el protagónico del gran cómico Augusto Codecá y la participación de Floren Delbene. El film, una parodia del clásico cine norteamericano de vaqueros, tuvo gran repercusión en el país y en muchos países de Latinoamérica.
La empresa también alquiló sus instalaciones para la filmación de películas a otras productoras. En sus estudios se realizaron “Sala de guardia”, “Acorralada”, “Los troperos”, “Marianela Alto Paraná” y “La maestra enamorada”.
Luego ocurrió la filmación de “Mal de amores” con la actuación de la renombrada Mecha Ortiz. Ese mismo año, 1953, se inició el rodaje de “Surcos en el mar”, la realización más lograda de la productora mendocina. En septiembre de ese mismo año se anunció el comienzo de la filmación de “La Chapanay”, pero tal propósito nunca llegó a realizarse. Los tiempos institucionales habían cambiado, la caída del gobierno de Perón y el advenimiento del gobierno de facto de Lonardi primero y después Aramburu, afecta a la actividad cinematográfica. Se fomenta la importación de filmes y se bloquea la producción local. Film Andes comenzó a agonizar. Su último intento fue “Álamos talados”, sobre la obra del destacado escritor Abelardo Arias que dirigió Caetano Catrani y tuvo a Enrique Muiño como actor principal. La película se estrenó en mayo de 1960. Meses después la empresa cerró. Se pagaron deudas con la venta de los estudios a una empresa extranjera que llegaba a apoderarse del mercado de bebidas sin alcohol: la Coca Cola. Por las realizaciones y los estudios de Film Andes pasaron grandes directores y actores de fuste como: Enrique Muiño, Pedro López Lagar, Delia Garcés, Mariano Mores, Yeya Duciel, Esteban Serrador, Jorge Salcedo, Augusto Codecá, Susana Freire, Ángel Magaña, Ana María Campoy, Julia Sandoval, Tito Luciardo, Mecha Ortiz y Santiago Gómez Cou. También tuvieron su papel actores y actrices mendocinas. Nuestra querida Milka Durand, que participó en cuatro películas, nos cuenta que algunos de esos mendocinos que aportaron el arte de su actuación fueron: Mateo Martínez, Tito Pagés, Mery Lewis, Mario Faggioli, Oscar Ubriaco Falcón, Servando Juárez, Tota Ferreyra, y Lorenzo De Luca, y en la parte técnica el “Papi Stocco”, que tanto tuvo que ver con la enseñanza y difusión del arte cinematográfico en nuestra provincia. Milka recuerda: “Mendoza estaba conmocionada con las filmaciones. Recuerdo que filmamos, con Tito Luciardo, escenas de la película ‘El cartero’, en una estafeta real de correo que estaba a metros de la plaza de Godoy Cruz. Había mucha gente mirando. El director tuvo que repetir varias escenas porque esos espectadores aplaudían al ver a los actores y arruinaban el sonido de la toma”. Agrega Milka un dato de la bonanza económica: “Yo cobraba 45 pesos por mes en la radio. Mi primer bono por una actuación en Film Andes fue de 500 pesos. Era la gloria”.
Andes Sono Film fue un notable intento de los mendocinos que pudo haber transformado para siempre la fisonomía de la provincia. No pudo ser, pero dejó huellas imborrables y películas que deberían rescatarse del olvido.