“En pocos años estaremos otra vez hablando de tarifazos”, alertó la consultora Invecq.
El congelamiento de las tarifas de energía eléctrica que volvió a implementarse hace dos años derivó en un atraso de tal magnitud que en el presente solamente alcanza a cubrir el 39% de los costos de generación, por lo que se requeriría de un aumento del 156% para que se llegue a la cobertura de esa etapa, a la que deben sumarse las de transmisión y distribución.
“Si consideramos que seguramente los próximos dos años sean de atraso tarifario, entonces lo único seguro es que en pocos años estaremos, otra vez, hablando de ‘tarifazos’ para intentar recomponer los precios reales de la energía”, alertó al respecto la consultora Invecq, en un informe en el que también advirtió sobre las diferencias dentro del Gobierno.
En ese sentido, se refirió a los distintos criterios expuestos por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), Federico Bernal, que a su vez podría extenderse a otros servicios públicos, teniendo en cuenta que a fin de mes comenzarán las audiencias públicas por las tarifas de electricidad.
La entidad dirigida por Esteban Domecq señaló que “desde la presentación del presupuesto en septiembre del año pasado, el ministro Guzmán ratifica en cada ocasión que puede que el objetivo de su cartera es actualizar las tarifas para que los subsidios económicos no crezcan en términos del PBI”.
Pero por otro lado, Bernal en sus declaraciones “puso el foco en la justicia distributiva y los servicios públicos como derechos humanos”, un mensaje que para Invecq se resume en una “abundancia de calificativos y la ausencia de precisiones técnicas sobre costos, precios y márgenes”.
Eso confirmaría que “el objetivo del ‘ala cristinista’ es congelar o subir lo menos posible el valor de las tarifas al menos durante los meses pre-electorales”.
“De esta manera al atraso que se verificó durante el año pasado se sumaría casi un año entero de congelamiento nominal con suba de costos, es decir, otra cuota de atraso real en el precio de los servicios públicos”, concluyó Invecq.
La consultora recordó que en el rubro energético “las últimas actualizaciones en el precio pagado por la generación y transporte fueron en febrero del 2019, es decir hace ya más de dos años”.
La consecuencia fue que los subsidios constituyeron “la partida que mayor crecimiento registró durante el año pasado (excluyendo los programas de emergencia para atender las consecuencias de la cuarentena)”.
“Los subsidios a las tarifas crecieron más de 100% nominal, 45% en términos reales y saltaron del 1,6% del PBI en 2019 al 2,6% del PBI en 2020”, detalló.
El congelamiento de las tarifas de electricidad iniciado tras la derogación de la ley de Convertibilidad y la ruptura de los contratos con valores dolarizados llevó a “una situación inédita en la historia económica del país” en 2015, cuando “el precio pagado por la demanda a la generación de energía eléctrica representaba solo el 15% del costo total”.
En la Presidencia de Mauricio Macri, al costo de un significativo aumento de las tarifas, “se recompuso el costo absorbido por la demanda hasta llegar al 64%” en 2019.
“Sin embargo, el año pasado bajó 10 puntos porcentuales y este año volvería a descender y se ubicaría por debajo del 40%, retrocediendo hasta niveles similares al del año 2007”, advirtió Invecq.
Pero por las diferencias regionales en la regulación y la composición tarifaria, los atrasos no son homogéneos: en el área metropolitana, EDENOR y EDESUR dependen del Ente Nacional Regulador de la Energía (ENRE) pero el resto de las distribuidoras son de órbitas provinciales, cada una con diferentes criterios para fijar las tarifas y, además, distintas posibilidades fiscales y financieras para subsidiarlas.
Al respecto, Invecq comparó la situación de la distribuidora entrerriana ENERSA, que entre 2000 y 2015 tuvo un atraso tarifario del 70%, con el de EDENOR, que en el mismo lapso experimentó un retraso del 92%.
“El diferencial en el nivel tiene que ver con los mayores costos de distribución en el interior del país (al tener una menor densidad poblacional) pero principalmente a una carga tributaria significativamente superior”, indicó, en alusión a que en CABA esa carga es del 30% y en Paraná de casi el 70%.
Si a eso se le agrega el aumento del barril del petróleo, que en veinte años se triplicó, para Invecq “esto significa que aún si nunca hubiera ocurrido un período de atraso tarifario, el aumento de la energía sería inevitable”.
Fuente NA