Al crack argentino no le gustó para nada el cambio a 15 minutos de que finalizara el paertido.
Tras la agridulce presentación del estelar trío de ataque compuesto por Messi, Mbappé y Neymar, con empate 1-1 ante Brujas en Bélgica por la Champions League, el París Saint-Germain superó este domingo por 2-1 al Olympique de Lyon, uno de los elencos más competitivos de la floja liga francesa.
Los goles en el Parque de los Príncipes fueron marcados por el brasileño Lucas Paquetá, sorprendiendo para la visita a los 54 minutos; su compatriota Neymar, tras un penal polémico a los 66; y el ingresado Mauro Icardi, de cabeza y luego de un gran centro de Kylian Mbappé a los 93 para desatar el festejo de los hinchas parisinos.
Pero la historia del partido no fue ni un gol, ni una atajada, ni una jugada de peligro -al menos dentro del área- sino que se dio a falta de 15 minutos cuando Mauricio Pochettino optó por sacar a Messi de la cancha y poner al lateral marroquí Achraf Hakimi. Al rosarino no le gustó nada la decisión táctica, le esquivó el saludo al DT y le puso cara de no entender lo que pasaba.
Es sabido que a Messi no le gusta salir y que, cuando así sucede, está charlado de antemano entre el jugador y el cuerpo técnico. Justamente a través del diálogo tendrán que resolver ambas partes esta calentura pasajera, propia de un inicio de temporada y en un equipo repleto de egos.
Claro que seis minutos después el que pisaría el campo sería el propio Icardi, por lo que la jugada podría decirse que le salió redonda al entrenador, al menos hasta el pitido final.