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Murió el reconocido artista plástico Yuyo Noé

Siempre activo, pensante, intenso, participativo. Noé fue uno de los consagrados nacionales.

10/04/2025 07:35

Yuyo  Noé fue uno de los grandes pintores argentinos desde la segunda mitad del siglo veinte. A partir de sus paisajes del norte a mediados de los años cincuenta, del papel protagónico en la conformación de la Otra figuración, junto con De la Vega, Macció y Deira, cuando puso al arte argentino -y desde una particularidad local- en sincronía con otras vanguardias de otras latitudes, el gran artista se reinventó varias veces a los largo de las décadas.

Durante su itinerario Noé desarticuló pares que parecían fijos e inmutables: como la relación entre figuración y abstracción, entre dibujo y pintura; entre plano y volumen; entre lo estático y lo dinámico. Su voracidad artística condensaba y absorbía a través de la pintura, y a su modo, una reflexión sobre el estado del mundo. Fue además un pionero de las instalaciones a mediados de los años sesenta” dice Fabián Lebenglik, crítico de arte y periodista.

Ensayista y teórico, autor de libros clave como la Antiestética -del que se cumplen en 2025 cincuenta años de la primera edición- o de aquellos en los que tuve la dicha de ser su editor, como El arte en cuestión (2001) -que hizo en diálogo con Horacio Zabala y Noescritos sobre eso que se llama arte (2007). Su último libro, Asumir el caos - en la vida y el arte, de unas quinientas páginas, al que Noé consideraba su legado teórico y vital, fue publicado el año pasado y lo presento a fines de 2024. Yuyo fue un maestro y docente generoso, que formó a varias generaciones de artistas a muchos de los cuales generosamente impulsó. Durante la segunda mitad del siglo XX hasta el primer cuarto del siglo XXI, ha sido un artista clave de la historia del arte y la cultura argentina.ç

En Noé se dio la infrecuente combinación de haber sido un artista de alto vuelo, de vanguardia y al mismo tiempo una figura popular de la cultura argentina: conocido, respetado y muy querido.

Fue premiado y reconocido. Realizó exposiciones en todo mundo. 
Estuvo en Mendoza varias veces.

En 1964, gracias al Premio Di Tella, pasó nueve meses en Nueva York; ciudad a la que volvió a fines del año siguiente, por haber obtenido la Beca Guggenheim.

En 1976, cuando comenzó la última dictadura, se vio obligado al exilio junto con su esposa, Nora Murphy, y sus hijos, Paula y Gaspar. Vivió en París durante once años.

A mediados de los años ochenta visitó el Amazonas y eso también marcó su obra. Luego retoma las instalaciones que había encarado y abandonado en los años sesenta: bastidores vacíos, obras reversibles, juegos con los pliegues de la tela, siluetas de madera por fuera del marco. A mediado de los noventa presentó dos retrospectivas: En el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en el Palacio de las Bellas Artes de México D.F.

Uno de los momentos que resultó clave para su extraordinaria obra realizada durante el siglo XXI, fue cuando me tocó ser curador del envío argentino a la Bienal de Venecia de 2009 y fue  el artista que representó a la Argentina.

En 2012 falleció su esposa Nora Murphy.

Entre las muchas exposiciones que Noé presentó en los últimos años se destacan “Mirada prospectiva”, (Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 2017) y “Visión quebrada” (Museo MAR, Mar del Plata, 2023/24).


Durante los últimos años, sorprendido él mismo por su propia longevidad, sus obras parecían reelaborar -en clave y a su modo- una larga y personal ceremonia del adiós, no sólo en el contenido sino también en los títulos, con los que fue componiendo un relato fragmentario, expansivo y minucioso al mismo tiempo. A su vez, varias obras se resumen modos de pintar anteriores del propio Noé, como si hubiera una revisión y puesta al día dentro de algunos de los cuadros: miradas retrospectivas e introspecciones de una intensidad paradójicamente pudorosa,sin caer jamás en el tono confesional, porque las principales reflexiones las reservó para el tratamiento de la materia, la imagen y los textos inscriptos y citas dentro de las obras. Siempre decidió avanzar sin bocetos hacia lo indeterminado, lo accidental, hacia el azar, combinados con una fortísima noción compositiva, de núcleos múltiples. Una forma de lanzarse a cada obra que resulta tempestuosa y constitutiva de su trabajo.

Desde la Fundación que rescata su legado informan en un comunicado que:

“Celebramos su vida, su inagotable impulso creativo y su aguda mirada como una forma de comprender el mundo. Su legado perdura en cada obra, en cada palabra, en cada gesto que invitó a pensar y a crear. Desde la Fundación, agradecemos sus enseñanzas y la posibilidad de abrir este camino compartido, y reafirmamos nuestro compromiso con su pensamiento: seguiremos honrando su memoria en cada acción de nuestra existencia, porque en el hacer se vive y en el hacer se crece”.

 

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