El alpataco es un árbol sagrado para los ranqueles, venerado también por los nativos de nuestra zona. Árbol de los nuestros, de los pocos que se adaptan a la respiración de Cuyo. El lugar estaba (está) lleno de alpataco y por eso se llamaba “Alpatacal”, cerquita de La Paz, cerquita del adiós a la provincia.