El chico de 13 años señalado de arrojar un caño y herir a un arbitro en el partido de Godoy Cruz ,prestó declaración ante la Justicia Penal de Menores tras ser identificado como el principal responsable de arrojar un tubo de PVC contra un juez de línea durante el partido entre Godoy Cruz y Talleres de Córdoba, disputado el martes por la noche. Por su corta edad, no puede ser acusado formalmente de ningún delito.
Durante la mañana de este viernes, personal de Investigaciones se dirigió al domicilio del menor, señalado como el autor del impacto que provocó una lesión en el frente del árbitro asistente Diego Martín, en pleno desarrollo del encuentro en Mendoza.
Una vez identificado en su vivienda, el joven fue trasladado junto a su madre a la sede de la Justicia Penal de Menores, ubicada en la intersección de las calles Mitre y Montevideo, en la capital provincial.
Dado que tiene 13 años, el menor se considera inimputable. Sin embargo, los investigadores buscan reconstruir los hechos a partir de su testimonio, incluyendo con quién estaba al momento del incidente y otros detalles clave sobre lo sucedido. El tubo lanzado impactó en el juez de línea, provocándole una herida que derivó en la suspensión del partido al inicio del segundo tiempo.
Para garantizar sus derechos, el adolescente declaró acompañado por su madre, ya que, por su edad, no puede ser sometido a proceso judicial ni recibir sanción penal alguna.
Diego Martín sufrió un corte en el rostro luego de que lanzaran un tubo pvc desde la hinchada de Godoy Cruz.
Inicialmente, se sospechó que la agresión podía estar vinculada a los enfrentamientos internos entre facciones de la hinchada de Godoy Cruz, que en diversas ocasiones han protagonizado incidentes en distintos encuentros disputados en Mendoza.
El árbitro principal, Yael Falcón Pérez, decidió dar por finalizado el partido, argumentando que, tras la agresión, no estaban dadas las condiciones de seguridad para continuar con el desarrollo del juego.
Las autoridades revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad del estadio y lograron identificar al responsable: un niño de 13 años, quien, a pesar de haber sido reconocido, es inimputable ante la ley.