En dependencias oficiales y ámbitos de la actividad privados coinciden en que el entendimiento acerca oxígeno a los nuevos proyectos energéticos
El acuerdo al que acaba de arribar el Gobierno con sus acreedores en medio de la reestructuración de deuda soberana ya alienta las primeras miradas positivas en uno de los ámbitos clave de la economía local. Desde el ámbito de los hidrocarburos, fuentes ligadas al área de Energía de la Nación sostuvieron ante iProfesional que este primer resultado de la negociación acerca oxígeno al sector en un momento de desaparición casi total del financiamiento para las empresas del petróleo y el gas en la Argentina.
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Indicaron que la permanencia del país en una instancia de default virtual terminó por hundir los desembolsos orientados a activos como Vaca Muerta, que atraviesa una instancia de parate que se acentuó a partir del contexto de pandemia global y la imposición de una cuarentena con alcance a todo el aparato productivo doméstico.
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Al mismo tiempo, se expuso que el acuerdo también aliviará la preocupación de los ejecutivos locales de gigantes como Exxon o Chevron, que en los últimos tiempos comenzaron a sufrir complicaciones para hacerse con fondos provenientes de sus respectivas casas matrices.
«Alcanzar un acuerdo resultaba una condición necesaria para erradicar el bloqueo a las inversiones que se estaba haciendo evidente en el ámbito petrolero. Financiar la evolución de Vaca Muerta entró en un impasse a partir, también, del escenario de deuda de la Argentina. No es que todo respondió sólo al freno de la economía global por la pandemia», sostuvieron a iProfesional sendas fuentes vinculadas a la secretaría del área.
«La situación de falta de acuerdo venía complicando sobremanera la realización de nuevos pozos, la posibilidad de arrancar con más proyectos. Desarrollar gas y petróleo requiere de una inversión fuerte, sostenida. Ahora las empresas tendrán más posibilidades a la hora de emitir bonos u obligaciones negociables. El contexto previo de default bloqueaba todos estos planes», añadieron.
Las voces de Energía interpeladas remarcaron que el acuerdo «despeja el frente de deuda«, al mismo tiempo que «restablece las perspectivas de financiamiento».
«Hasta hoy estábamos afuera de los mercados. Las grandes compañías del sector, impedidas de acceder a financiamiento por lo elevado del riesgo país y el contexto de default virtual. Si bien esto no soluciona por completo el escenario difícil que transita el mundo petrolero por la menor demanda, al menos permite volver a pensar en una reactivación a mediano y largo plazo», concluyeron.
Mejor expectativa para la industria
Desde organizaciones como el Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi también coincidieron en que el resultado de la negociación con los bonistas «mejora las expectativas, el acceso al crédito y las condiciones financieras en general para la industria».
En diálogo con iProfesional, Julián Rojo, experto del IAE, comentó que si bien restan conocer los detalles de cómo continuará el acuerdo ahora conocido, «lo principal es que se llega a una mejor instancia para negociar el financiamiento que requiere el sector».
«No es que quitaron el principal tapón para la actividad o que la Argentina dejó de ser riesgosa como mercado: esto que se abre es una puerta a otra forma de buscar y conseguir fondos frescos. Bajamos varios escalones en cuanto a sitio de riesgo. Para aprovechar este cambio, deberían ocurrir modificaciones importantes en lo que hace a aspectos estructurales de la energía en general», dijo.
«Argentina sigue siendo un país con problemas de déficit, con una economía muy subsidiada. El sector eléctrico sin ese aporte no funciona, la producción de gas tampoco arranca si no es con fondos del Estado, las petroleras no pueden exportar sin pasar por las retenciones. Hay un problema enorme en lo que hace al transporte de la energía. Son todos puntos a resolver que van más allá de este acuerdo», aclaró.
Al margen de este análisis duro, Rojo reconoció que estos aspectos negativos podrán encararse de otra manera a partir de la mejora en las condiciones de financiamiento que abre este entendimiento con los bonistas.
«Descomprime fuerte la presión sobre el dólar, permite a las empresas sentarse de otra manera a negociar fondos, disuelve un poco de la incertidumbre generalizada. El acuerdo ayuda, claro. Resta saber cómo se avanzará más allá de este gesto», concluyó.
Fuente: iProfesional.