La guerra entre Rusia y Ucrania tuvo un coletazo en el fútbol cuando el pasado 10 de marzo, en una medida inédita e insólita, un gobierno, el del Reino Unido, decidió ahogar económicamente al Chelsea, actual campeón de Europa y del mundo, al considerar que su dueño, el magnate Román Abramovich, no sólo forma parte del conjunto de los siete oligarcas con estrecha relación con el mandatario ruso Vladimir Putin, sino también que con parte de sus fondos facilitó la fabricación de tanques utilizados en los bombardeos.