La aciaga noche que lo detuvieron en su casona de Belgrano. El traslado a la cárcel de Devoto en el que lloró y pensó que todo se terminaba. Sus días y sus miedos en prisión. Y la charla en la que admite que fue preso por culpa de Giselle Rímolo, su mujer de entonces, pero también por lo que fogoneó Silvia Suller, su ex, para verlo tras las rejas